11/11/2022 por DRA. CARLA ABDELNOUR 0 Comentarios
Ensayos clínicos; mitos y verdades
Pese a la enorme dificultad del momento, hay algo positivo en la pandemia de COVID-19: ha ayudado a ser conscientes de nuestra capacidad para aunar esfuerzos y solucionar problemas complejos a través de la ciencia. Esto ya lo sabíamos, pero ha adquirido mayor relevancia en este último año, cuando nos hemos dado cuenta que nuestras mejores armas para combatir la infección por COVID-19 son las decisiones basadas en datos objetivos.
Así, hemos visto como en menos de un año tenemos vacunas disponibles para prevenir la infección por SARS-CoV-2, las cuales se han desarrollado gracias a la realización de ensayos clínicos.
Los ensayos clínicos son estudios de investigación que se llevan a cabo para desarrollar medicamentos aplicando el método científico. Esto significa que comienzan planteando un problema o pregunta que intentaremos resolver a través de una serie de experimentos, durante los cuales se recogen datos que posteriormente se analizarán con el objetivo de dar respuesta nuestro problema. Las preguntas a resolver en los ensayos clínicos suelen ser la seguridad, la tolerancia o la eficacia de un medicamento para una enfermedad particular.
El reglamento de ensayos clínicos es elaborado por grupos de científicos formados por biólogos, médicos, farmacéuticos, estadísticos, entre otros. A continuación, estos protocolos se llevan a cabo en especies animales no humanas y, si los hallazgos son alentadores y no se prevén riesgos importantes para la salud, se aplican en seres humanos. Por lo tanto, la participación de voluntarios en ensayos clínicos es fundamental para el desarrollo de nuevos medicamentos.
Más de 100 mil voluntarios participaron en los ensayos clínicos fase III, llamados de eficacia, de las 4 vacunas para la infección por COVID-19 aprobadas a fecha de hoy por la Agencia Europea del Medicamento (EMA): Comirnaty (BioNTech-Pzifer), COVID-19 Vaccine Moderna, Vaxzevria (AstraZeneca) y COVID-19 Vaccine Janssen. Sin su colaboración, no tendríamos vacunas frente a la COVID-19.
De la misma forma, además de científicos que elaboren protocolos de investigación, necesitamos la participación de voluntarios con la finalidad de desarrollar tratamientos para la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, demasiadas veces escuchamos que estos voluntarios son “conejillo de indias”: nada más lejos de la realidad.
Lo cierto es que los protocolos de investigación se diseñan tomando en cuenta una regulación muy estricta para cumplir con los más altos niveles de buena práctica clínica, ya que es capital salvaguardar la seguridad de los participantes.
Adicionalmente, estos protocolos son revisados y aprobados por las agencias reguladoras del medicamento y los comités de ética. Así pues, cuando participamos en un ensayo clínico, podemos estar tranquilos en que se realizará un seguimiento muy estricto y detallado de nuestra salud y bienestar, con altos estándares de calidad.
Aparte de la pandemia de COVID-19, estamos viviendo otra epidemia: el Alzheimer. Por eso necesitamos la colaboración de la población general para encontrar tratamientos eficaces que retrasen o disminuyan su progresión, y en un futuro no lejano, curarlo.
La visión de Ace Alzheimer Center Barcelona es que un día el Alzheimer sea historia, por eso trabajamos para desarrollar medicamentos que sean beneficiosos para las personas con deterioro cognitivo. Nuestra meta es preservar lo que nos define como personas: nuestras memorias.
¿Nos ayudas a conseguirlo?
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