En cualquier proceso de demencia, la persona afectada y su entorno se deben adaptar a cambios cognitivos, físicos y psicológicos que, a menudo, representan un reto en las vivencias y relaciones de su día a día.
Mejorar el bienestar de una persona con demencia es un desafío para las familias y cuidadores, que ven como los cambios conductuales hacen efecto en las relaciones de casa. Aunque existen diferentes terapias no farmacológicas para ayudar a encontrar el confort necesario, la música es un recurso que, como ningún otro, es capaz de ayudar a la persona y a sus cuidadores a encontrar espacios de bienestar de una manera integral.